Corazones pintados
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Recuerdo un día de instituto, en esa etapa de la vida que roza la primera adolescencia, donde te empiezas a dar cuenta de otros significados de la palabra amor, más allá de la amistad y la familia. Teníamos la costumbre de escribirnos notas en papelitos que nos pasábamos por debajo de las mesas, o intercambiarnos las agendas y las carpetas para escribirnos mensajes, regalarnos dibujos desfigurados o corazones pintados. Como las “hojas de cambiar” que ya habíamos dejado atrás en la infancia,con sus olores afrutados, florales, de miel y almizcle. El corazón ya se nos balanceaba y se nos erizaba la piel con miradas, nos atrevíamos a hablar del amor, y de las mariposas en la tripa. Hay quienes siguen creyendo en esos sueños de niños que alcanzamos a ver por el retrovisor de la vida. Entonces, al final del día mi carpeta regresó con un mensaje que no olvidaré, un poema de amor triste que tiene tiempo, y que me gustaría reescribir en estas líneas, porque contiene más sentimiento...