Balance fin de año

Este año creo que es el de agradecer y apreciar.

Dar gracias por todo lo que tenemos, somos afortunados y muchas veces nos cuesta verlo.
Estamos rodeados de lo que de verdad vale, de personas, de momentos, de emociones... Pero muchas veces insistimos en lo que nos falta, normalmente en cosas materiales, ¿qué tenemos? ¿y qué no? Basta ya de preguntas absurdas.
He visto reír a dos sintecho brindando en una esquina con un vaso de cartón, abrazados, cálidos con la compañía del otro. He visto llorar a dos hermanos que no se hablan, cuando mirando al plasma, comprobaban que no les había tocado el gordo de navidad, y ni siquiera se miraron para celebrar lo que tenían al lado, el verdadero premio.
"No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita".

No soy fan de la Navidad, pero si algo me gusta de esta fecha es la reflexión que nos invita a hacer. Y los regalos. Los regalos de verdad, no los que se esconden bajo el papel brillante.
"El regalo no está en el paquete que cubre el envoltorio, está en las manos de quien lo entrega."

Lo que de verdad vale es lo que permanece. Yo no deseo que me toque la lotería, me refiero a toda aquella cuyo premio sea dinero. A mi ya me ha tocado la lotería con lo que tengo, con quien tengo, con cada momento que respiro, vivo y sonrío.
Busquemos razones para ser felices cada día, que no nos falten motivos para reír ni para sonreír. Valoremos la fortaleza de aquellos que luchan por seguir adelante, saquemos la nuestra. ¡Qué fácil es encontrar razones para quejarse por lo superfluo! ¿Por qué no miramos en lo profundo? Entonces apreciaremos mejor, reiremos ante la ignorancia de no apreciar cada minuto, de no dar más besos y abrazos, y las gracias, que también se nos olvida.

Cada día deberíamos pararnos a valorar un poco más, y plantearnos agradecer por lo que somos, y por la suerte que tenemos de haber alcanzado a estar donde estamos, no de posición social, sino de sentimientos y pensamientos. En este año he descubierto cosas que antes ni si quiera percibía, he notado como crecía, he dado un paso más como persona adulta, aunque me cueste reconocerlo.
Lo bonito es crecer como persona.

Aunque crezcamos no dejemos atrás nuestro niño interior. Aprendamos más de los niños en lugar de querer hacer a los niños adultos como los de ahora, hagamos personas. Los adultos tienen una visión más analista de la realidad, no se dejan llevar, cuentan las cosas por valores numéricos. Los niños ni si quiera cuentan correctamente, se ríen, comparten, se enfadan, y al instante se abrazan y vuelven a jugar juntos. No permitamos que aprecien más una pantalla que una mirada cara a cara. Vamos a salir fuera a enseñarles a apreciar las cosas que de verdad importan, en lugar de encerrarnos al calor de las tecnologías o a llorar por lo que nos falta.
Lo mejor es compartir, segundos, no céntimos.


Estoy realmente agradecida con lo que me ha brindado este año que se va, sobre todo en lo referente a los aprendizajes, en luchar por lo que de verdad importa y en apreciar las pequeñas cosas. Solo pido que se mantenga lo que vale la pena y mi valor para apreciarlo. Y si no es mucho pedir, también deseo sonrisas para cada día, para todos, que el mundo aprecie y agradezca un poco más, que luchemos por tragarnos el orgullo y tender la mano, que lloremos por las alegrías y olvidemos las penas. ¡Brindemos por el nuevo año 2017!

LO MEJOR ESTÁ POR LLEGAR, PUES NOS ESPERA A LO LARGO DEL CAMINO.



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